Plantilla OK Eleiz-Alde: marzo 2019

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viernes, marzo 29, 2019

De Santurce a Bilbao vengo por toda la Ría

Así hemos querido llamar a esta salida de nuestro Grupo Eleiz-Alde. Nos hacía ilusión hacer el recorrido por la Ría desde Santurce a Bilbao como reza la canción. Previamente y como es costumbre desayunamos en la cafetería La Capi de esta localidad. A continuación nos dirigimos al puerto a embarcar y realizar la travesía hasta Bilbao. Es una experiencia muy bonita pues permite conocer desde otra óptica la evolución que ha supuesto la reconversión industrial. Todavía queda mucho por hacer, pero seguro que en unos años veremos nuestra Ría de Bilbao con orgullo.







SANTURTZI HISTORIAN ZAHAR

Por García de Iturrospe

El trabajo de la sardinera era muy duro. Caminaba hasta Bilbao descalza con la cesta repleta de sardinas sobre la cabeza, hiciese buen o mal tiempo, pasando por caminos sin asfaltar, encharcados o embarrados. A veces se tenían que meter dentro del agua y mojarse para llegar a ciertos lugares. De ahí que se remangaran la saya, luciendo las pantorrillas, como dice la letra de la copla, para intentar no mancharse o mojarse la ropa. No era un gesto de coquetería, era una necesidad. Y el corsé un estorbo. En las diferentes versiones de la canción podemos observar variaciones en la letra que alteran el sentido:

1- aunque me oprime el corsé

2- porque me oprime el corsé

3- sin que me oprima el corsé (la forma más antigua y, en mi opinión, la más correcta)

Una vez llegaban a su destino, Bilbao en la canción, las sardineras caminaban por las principales calles y plazas de la ciudad intentando vender sus sardinas de puerta a puerta. Era una venta ambulante, de ahí que la canción adquiera tintes de pregón en su estribillo para publicitar las buenas propiedades y la calidad de su producto (Mis sardinitas, que ricas son / Son de Santurce, las traigo yo). Sin duda, era la canción estrella en los concursos de pregoneras de pescado, documentados en las primeras décadas del siglo XX.
Para atraer la atención de las posibles clientas es necesario dar fuerza al discurso y por eso se utiliza la primera persona, ya sea en forma de posesivo (MIS sardinitas) o de pronombres (las traigo YO). La sardinera, el yo poético, establece una vinculación directa y natural con su mercancía: no hay trampa ni engaño, son sardinas frescas recién pescadas. Y además son de Santurce, garantía suprema de calidad. Emplear el diminutivo (sardinitas) da un carácter afectivo y cercano al pregón.

   

 
   


























Escrito por Nekane Vado

Por ambas márgenes de la Ría de Bilbao se iniciaba a principios del siglo XX la instalación y expansión de la gran industria, como Altos Hornos y La Naval; y de empresas de fundición, pequeños astilleros y auxiliar. La reconversión industrial y otras crisis han cambiado su fisonomía. Basta con dar una vuelta desde "Santurce a Bilbao" como reza la famosa canción, para apreciar su evolución. Nuestra Ría de Bilbao tiene ahora una gran atracción turística: museos como el Guggenheim y el marítimo Ría de Bilbao; el Palacio Euskalduna, construido precisamente en los terrenos de los astilleros que tenían el mismo nombre; nuevas edificaciones a ambos lados de la ría, el más centenario Puente Colgante y lo principal, la limpieza de los fondos y del agua, que sufrieron durante años la persistente contaminación de las empresas. Ahora, es normal ver barcos de todos los tamaños y veleros paseando por los 15 kilómetros de ruta. Y, aún, se ven empresas y gruas que nos hacen recordar otros tiempos.

La canción, popular, tradicional y anónima, recoge un hecho real: Santurtzi era uno de los puertos vizcaínos más importantes en la pesca de bajura y sus sardineras recorrían descalzas la margen izquierda de la ría hasta Bilbao para vender, transportada en la típica cesta sobre la cabeza, su característica mercancía: la sardina fresca del Abra, recién pescada por sus padres, esposos o hijos. Es, por tanto, una canción costumbrista, de estructura descriptiva cuyo objetivo no es contar una historia, sino representar una estampa cotidiana del mundo arrantzale en el Santurtzi de fines del siglo XIX.



    
  




































Una vez desembarcados, hacemos la foto general del Grupo como recuerdo de este día. A continuación nos dirigimos a pie por Abandoibarra hasta el puente Zubi Zuri para llegar al Funicular de Artxanda.












Después de ver nuestro querido Botxo desde el mirador, llegamos al Restaurante Txakolí de Artxanda donde comimos.




















































Una vez terminada la velada, nos despedimos en la entrada del restaurante hasta la próxima salida del mes de Junio. Deseando lo hayáis pasado muy bien, os agradecemos vuestra asistencia.

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